sábado, 25 de febrero de 2017

Cuento de Carnaval

Él tiene 16 años y se prepara para el típico carnaval de Badajoz- botellón, disfraces, música, fiesta. Es un día normal y sale a las 12 de la noche de su casa para irse con sus amigos, que le esperan su portal. Va disfrazado de Joker, el disfraz del año, al igual que sus amigos. Media hora andando no parece mucho comparado con la fiesta que les espera. Y por el camino van hablando, de cosas normales: el instituto, las chicas, las cosas de moda...
Para cuando llegan al centro ya son las 12:30 y la gente se acumula en las calles como sardinas en lata. Entre el barullo consiguen sitio para todos al lado de los coches que ponen la música, entre varios grupos de gente, y empiezan a beber. A la 1:30 de la madrugada ya todos están borrachos y bailando, y tres de sus amigos coquetean y se hacen fotos con un grupo de chicas disfrazadas de princesas. Pero a él le entran ganas de hacer pis, y como ninguno de sus amigos lo quiere acompañar, él se aleja del grupo en busca de un sitio para aliviarse.
Camina por las calles, desorientado por el alcohol, cuando se choca con una chica. Se piden perdón por chocarse el uno con el otro, y empiezan a hablar. La chica tiene 19 años, estudia ya en la universidad y se ofrece para acompañarle, para que no vaya solo. A él la chica le gusta y él le dice que vale.
 Al poco tiempo llegan a un sitio aislado, donde él ya puede hacer pis, pero antes de que vaya ella le besa. Y él la besa también. Pero ella quiere ir a más y él no quiere. Le pide que se pare, que no quiere, pero ella sigue. Entonces él empieza a gritar, a pedir ayuda, apenas puede moverse por el alcohol. Ella entra en pánico y pega su cabeza contra la pared, dejándolo inconsciente.
Cobra el sentido a las 4, sigue en el callejón pero acostado en el suelo, su bragueta abierta, todo su cuerpo dolorido, sobre todo la cabeza.  Ha sido violado.
Se acerca a duras penas a la comisaría más cercana, con el intento de poner una denuncia. Pero todo lo que hacen  los policías es mofarse de él, preguntarle por qué él, por ser chico,  no querría acostarse con ella, que encima era mayor. Y decirle que no vale la pena poner una denuncia, que ningún juez, ni sus propios amigos lo creerían.
Él tiene 16 años y solo quería un carnaval normal. Él tiene 16 años y, por el hecho de ser chico, no podrá poner una denuncia. Él tiene 16 años y su vida ya nunca será la misma.
Ella tiene 19 y seguirá repitiendo sus actos hasta que se canse.

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